El color de su pelaje varía desde los tonos grisáceos, pasando por negros, rojizos y marrones. El jabalí normalmente no es muy activo durante el día, preferiblemente descansa hasta entrar la noche, momento en el que sí recorre varios kilómetros. Se trata de un animal, por lo general, sociable que se une bajo un grupo de sistema matriarcal.
La jabalina de mayor edad es quien encabeza el grupo y presenta un tamaño mayor. Desde noviembre hasta enero las hembras entrar en celo, en este momento se acaba la calma para el macho, que gasta grandes esfuerzos en hacerse con todas las hembras posibles que estén receptivas, pudiendo ser hasta ocho.
Una vez, las hembras están fecundadas, nacen entre 4 y 5 crías a los casi cuatro meses de gestación. Poco antes del parto, la hembra procura un nido formado con hierbas que dé calor a sus pequeños.
Generalmente, paren una vez al año, pero también se ha dado el caso de dar dos o tres camadas en un solo año. Los rayones, las crías de los jabalíes, reciben este nombre por su particular diseño en su pelaje, presentan unas rayas que irán desapareciendo a medida que vayan cumpliendo meses. Al nacer, las crías apenas alcanzan los 900 gramos de peso y durante los tres primeros meses de vida se alimentarán de la leche de su madre.
Los jabalíes hacen el rito del baño de barro, el cual cubre funciones básicas para el animal. Se refrigera y se regula a nivel térmico, puesto que carece de un sistema de sudoración que funcione, así como desarrollar sus relaciones sociales-sexuales. El hábitat del jabalí puede ser muy variable, siempre y cuando dispongan de alimento. Preferiblemente, escogerá zonas con alta vegetación y abundante agua, donde pueden camuflarse, especialmente bosques de encinas. Su alimentación es muy variada al tratarse de un omnívoro; frutos, bellotas, insectos, roedores, setas e incluso carroña.
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